Miren ustedes, resulta que el otro día descubrí la conversación entre un par de ovarios (O) y un par de cojones (C), y he decidido transcribirla calentita, calentita, para ustedes en exclusiva:
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Cojones, que no sabemos si son parlanchines o no. Foto: Carlos Luna |
- O: Hola, majos, estamos aquí reunidos, para unirnos y procrear, ¿cómo lo veis? Tenemos un útero-loft la mar de apañado para alojar al futuro o futura.
- C: Pues muy bien, por aquí tenemos a nuestros chicos ya listos, así que cuando queráis.
- O: Vale, genial. Lo único que tenemos un par de dudillas por ahí por resolver...
- C: Disparad, chicas (guiño-guiño).
- O: A ver... Es que aquí, vemos a la futura portadora del churumbel en ciernes con dudas, a la pobre. Y claro, cualquiera se pone, si luego va a andar llorando por las esquinas por cualquier menudencia. Por ejemplo, que si va a dar la teta o no.
- C: Mujeeeeeer, que si la da, de puta madre. Pero si no la da, de puta madre. Que nosotros no entendemos mucho de eso, porque aquí el andoba las tiene, pero no las usa nada más que para taladrárselas con piercings de esos...
- O: A ver, que no nos explicamos, que es que si la da, la van a llamar antigua y no va a poder trabajar y se va a convertir automáticamente en una mujer florero. Y si no la da, la van a llamar egoísta, que no se esfuerza por su bebé, y que no se le va a criar bien.
- C: Bueeeeno, tranquilidaaaad, con las modernidades esas de ahora, de maquinitas para ordeñarse como las vacas, lo de currar y dar teta lo va a tener chupado. Y si elige leche de bote, ella sabrá por qué lo hace, pero no creo que quiera cargarse al bebé (si no, le metería un güiscazo y arreando).
- O: Es verdad. Pero todavía parece ser que dicen que si da la teta, se le olvida lo que le interesaba hasta entonces, sus neuronas se desintegran y, de repente, solo piensa en recetas, planchar perfectamente, manualidades y decoración de interiores. Eso sí, será uña y carne con su bebé.
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Ovarios parlanchines. Foto: María Iglesias Barroso |
- C: Qué cosas, ¿será verdad? ¿Y si da leche de polvos, eso no pasa?
- O: Uy, peor aún, si tira de bote, nunca tendrá un vínculo con su bebé, aunque será libre como el viento y podrá irse de copas todas las noches. Y si tira de bote, no lo podrá llevar en la mochila, solo en el carro, y no usará pañales de tela, solo desechables.
- C: Jo, qué chungo, a eso no sé qué contestarte... ¿Y tiene más dudas?
- O: ¡No para! Que si le va a dar purés, o los alimentos enteros.
- C: Pues digo yo que dará igual, ¿no?, que mientras coma cual lechoncillo, vale.
- O: Eso pensábamos nosotras. Y luego está lo de dormir en la cama con los padres o en otra habitación con la cuna.
- C: ¿Y qué pasa? ¿Si lo dejan en otra habitación no lo van a atender?
- O: Yo que sé, parece ser que puede que se muera, o que no sea tan seguro. Y si duerme con los padres, mejor, aunque los padres terminen hechos un cuatro, y luego le dicen que ya no le sacan de la cama hasta los 18.
- C: Pero, vamos a ver, ¿quién narices le va a estar mareando tanto?
- O: Uy, pues todo el mundo, que si los abuelos, que si los compañeros, que si los de las redes sociales, que si el médico...
- C: Pues hijas, tapones para los oídos, y listo.
Desde entonces, he visto que no soy ni buena ni mala madre, ni crianza natural, ni artificial con conservantes. Lo que he observado, señoras y señores, ¡es que soy una madre de puta madre!