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Las innombrables

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Los que no hayáis visto Harry Potter, no sabéis quién es Lord Voldemort. Lord Voldemort es un tío malísimo con muchísimo poder. Tanto, que nadie absolutamente se atreve a llamarle por su nombre y se refieren a él como "El innombrable" entre otros apelativos.

Lord Voldemort al natural, sin maquillaje, y con cara de majete.
Foto de juliooliveiraa
Pues bien, yo no tengo una, sino dos innombrables. Ellas son... LAS TETAS.

Llevo 15 meses de lactancia materna y, claro, desde que nació Monstruita, han cambiado algunas cosas. Ahora ella se sirve en plan buffet libre, y si las tetas no van a Monstruita, Monstruita va a las tetas. Además, no le vale con una, sino que puede pasar de una a otra cada 20 segundos, como si de un partido de tenis se tratara, con todo lo que eso implica: clic-clic, desabrocho el sujetador de una teta y levanto camiseta de ese lado; clic-clic, ahora el otro lado, misma operación, pero tapando la otra teta si estamos en público; mis chichas al aire fresco durante todo el proceso, mientras continúa el baile clic-clic-camiseta arriba y abajo. A veces, aliña el baile repitiendo "teto-teto" cada vez que cambia de teta.

¿Y qué quiere Monstruita cuando busca la teta? Pues a veces, solo a veces, quiere leche. Otras, quiere consuelo, sobre todo cuando existe mucho estímulo nuevo o desconocido, se ha dado un golpe, o se encuentra regular. Otras, quiere dormirse. Y otras, quiere divertimento. Y aquí está el problema, señores y señoras.

Ella sabe jugar sola, se entretiene con casi cualquier cosa que encuentre (si es prohibida, mejor, por supuesto). Pero si en ese instante se acuerda de mí, o me ve en casa en sujetador, o peor aún, sin él (porque me esté vistiendo o duchando), se lanza a por la teta cual flecha. A veces, puedo desviar su atención, pero casi es más cansado que dejarla que coja la teta. En público me cuesta más ceder a sus deseos, sobre todo cuando sé que lo único que va a hacer es "partido de ping-pong tetil", chichas al aire mediante.

Me voy a hacer con este trajecito tan mono,
para evitar los asaltos de Monstruita.
Foto de Ryan Welsh
Y es que Monstruita ya no me mira a los ojos, ¡me mira a las tetas! Aunque no lleve escote, da igual. Ella sabe que debajo de las capas que sean, están ahí. A veces, cuando se lo niego, va a buscarlas con Monstruo. Pero el pobre, por suerte, no tiene "teto-teto".

La cosa va más allá. Si durante una conversación normal entre dos adultos, sale la palabra teta, teto, tetera, tetero, tetina, o cualquiera de sus derivados, Monstruita, que permanece con el WiFi activado, lo capta a la primera, recuerda a su querido "teto-teto", y allá que va, a buscarlo lo más rauda y quejicosamente que puede.

Tanto es así, que Monstruo y yo hemos pasado a referirnos a ellas como "las innombrables" o "las que te conté". Y como el ser humano es perverso, él también lo utiliza cuando quiere que Monstruita lo deje tranquilo con un "hija, vete con el teto". Ni que decir tiene, que no hace falta que lo diga dos veces. Al segundo, tengo a Monstruita inmovilizando mis piernas con un abrazo mortal o intentando trepar al sofá al grito de... Sí, ya lo sabéis, qué os voy a contar.

Y de este modo, respetables lectores, es como en esta casa ha entrado la censura y queda terminantemente prohibido nombrar esos órganos pares, productores de leche, en su locución más corriente.



Baby Led Weaning con 15 meses

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Parecía que no iba a tener nada que contar, pero la historia aún continúa. Para empezar, el Baby Led Weaning se ha convertido para mí en algo totalmente normal. Eso significa que me impresiona, me sorprende, ver a bebés de un año o más comiendo purés todavía. Me tengo que recordar a mí misma que sí es normal para ellos, porque seguramente los lleven tomando desde que empezaron con la alimentación complementaria.

En el resto de los aspectos, Monstruita come de todo. Aunque sigue con sus preferencias: mata por el gazpacho, la fruta, las legumbres, la pasta y el arroz. Y a veces le dan temporadas largas en que no quiere probar la carne (pero el embutido sí, ojo, que es bebé pero no tonta). El pescado tampoco le hace tilín ni en salsa ni a la plancha. Así que hemos pasado a los nuggets (caseros) de pescado y parece que de momento funcionan.
¿De qué decías que querías los nuggets?
Foto: bourgeosisbee
Monstruita normalmente quiere beber y comer de lo que tenemos nosotros, siempre y cuando le sea grato o le llame la atención. Es decir, si me como un bollo, va a querer y si Monstruo se bebe una cerveza, también. Eso no funciona con el pescado o la verdura. Así que tenemos que tener cuidado y, en ocasiones, negarle lo que pide.

A parte, hemos notado otros cambios bastante más notables:
  • A veces pide el agua ella misma con un "aba, aba". Aunque ha generalizado el concepto y "aba" es todo aquello bebible: el agua, el gazpacho y la leche del desayuno (me pide cuando me ve, así que le doy un vasito de leche entera normal y corriente).
  • También pide el pan con un "pa". El resto de los sólidos comestibles los identifica con un "tota" o "teta", que puede ser galleta, arroz, tortilla, garbanzos o lo que toque en ese momento. No confundir con "teto", que es la teta de mamá (o de papá, cuando la busca, ¡pero no tiene como la de mamá!).
  • Comienza, por iniciativa propia, a manejar la cuchara y el tenedor. Durante cada comida, hay un momento a partir del cual, rechaza el alimento y me pide la cuchara con la que se la estoy dando. Entonces la coge, e intenta cazar comida y llevársela a la boca. El mango tiene claro para qué sirve. Otra cosa distinta es poner la cuchara boca arriba, o boca abajo, algo que ha tenido que aprender. También ha comprendido que si aplasta la comida con la cuchara, no la puede coger, sino que para ello tiene que hacer un movimiento de arrastre, aunque no siempre es preciso. Al principio, curiosamente, al llevarse ella la cuchara a la boca, arrastraba la comida con los dientes en lugar de con los labios. Y con el tenedor estamos empezando. Normalmente, coge un trozo con la mano e intenta clavarlo en el tenedor directamente. El que no se apaña, es porque no quiere. Y, por supuesto, cuando todo lo anterior falla, se coge el manjar deseado con las manos y punto. A veces termina con rastas en el pelo gracias al yogur o al tomate frito, marcando tendencia.
¿Qué pasa? ¿Nunca te manchas o qué?
Foto: Daniel Kulinsky
  • Ya no tira tanta comida al suelo. Le estoy enseñando a ponerlo en otro lado de la bandeja o en el plato, y la verdad es que lo capta bastante bien.
  • Bebe en vaso perfectamente. Aprendió rápido, supongo que estaba preparada y aprovechó la ocasión. Al principio ponía la lengua en el borde inferior, al igual que hace cuando mama.
  • Si le doy una toallita, se limpia las manos, a veces la boca y también la trona. También se quita el babero cuando le desabrocho el velcro.
Poco a poco, va siendo cada vez menos un bebé pequeño e indefenso y va adquiriendo mayor autonomía. Y eso se nota a la hora de comer también. ¡Da gusto ver cómo va evolucionando!


Semana Mundial de la Lactancia Materna 2014

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Bajo el lema: Lactancia Materna, un triunfo... ¡para toda la vida!, este año se vuelve a celebrar la Semana Mundial de la Lactancia Materna.


Muchos ya oíamos que la lactancia materna es lo mejor para el bebé y para la madre. Bien, hagámoslo real. ¿Existe información suficiente? Claro que sí, y al alcance de la mano pero es necesario buscarla. Desde luego, la información acerca de cómo adquirir y dar leche de fórmula es bastante más abundante y no es que sea accesible, no, es que nos la cuelan con calzador en cualquier circunstancia (calendarios, muestras gratuitas, televisión...).

¿Tú, mujer, ya has decidido de antemano que no quieres dar el pecho a tu bebé? Adelante. Pero ¿Y tú? ¿Estás a ver si "tienes suerte"? Pues ya podemos ayudarte a espabilar entre todos, porque a la mínima que dudes, que desfallezcas, que tengas una dificultad por pequeña que sea, a tu bebé le van a meter un biberón de leche de fórmula entre pecho y espalda antes de que puedas decir "esta boca es mía" (seguramente seas tú, además, la que lo haga, pensando que no existen alternativas viables).

El apoyo para la lactancia materna en España actualmente es de boquilla; todo el mundo está a favor pero nadie sabe nada al respecto: ni la mayoría de los médicos, ni la mayoría de los pediatras, ni muchas matronas, ni la mayor parte de las abuelas, amigas o vecinas.

La lactancia materna no es suerte al 100% , es un trabajo que se prepara durante el embarazo, ¡no esperes al día del parto, a tener al bebé en tus brazos, para saber si podrás amamantar o no! ¿Qué hace falta?

Alimenta a tu bebé en cualquier lado.
¡Quiero ese camión!
Foto: studioforcreativeinquiry
  • INFÓRMATE: Lee libros relacionados con el tema, artículos, blogs, folletos, ve documentales... Será necesario que cribes la información pero, créeme, te ayudará. Pregunta a madres que sepas que han amamantado. Averigua qué grupos de apoyo a la lactancia existen en tu zona, y cuándo se reúnen; ante el más mínimo problema, ¡acude a ellos! Están llevados por asesoras de lactancia expertas en el tema.
  • MENTALÍZATE: No conozco lactancias fáciles: una parte de la lactancia es intuitiva, pero otra gran parte depende del aprendizaje continuo tanto del bebé, como de la madre. Así que la tuya puede ser complicada... ¡aunque hayas amamantado a tu primer bebé sin problemas! Además de las consabidas grietas en los pezones, mastitis, hongos, etc., pueden aparecer otros problemas que no habías esperado: rechazo por tu parte del pecho, rechazo del mismo por parte del niño, agotamiento, escaso apoyo por parte de tu entorno... De nuevo, para eso están los grupos de apoyo a la lactancia. Si aún así, te sientes abrumada por las dificultades, medita la decisión y no te arrepientas, ni te culpes, ni te lamentes: ¡disfruta de tu maternidad!
  • EMPODÉRATE: Con toda la información y el apoyo que has conseguido ya, no dejes que las barbaridades por parte de algunos profesionales médicos arruinen tu lactancia. También posees ya herramientas para responder a la vecina del segundo cuando te suelta el "¿todavía tienes leche?", o a los "¿por qué no le das un poquito de biberón, que tu leche ya no es suficiente?" de familiares bienintencionados. Si les respondes adecuadamente, les estás pasando información valiosa y estás contribuyendo a que la lactancia materna sea visto como algo normal.

Foto: hsinho47
  • CONFÍA Y DAOS TIEMPO: Confía en tu cuerpo, confía en tu bebé. Del mismo modo, hazle caso a tu cuerpo y a tu bebé. ¿Necesitas descansar? Pide ayuda si hace falta. ¿Tu bebé pide mucha teta? No dudes de tu capacidad de producir leche, ni pienses que él/ella te quiere manipular de alguna manera. Confía, el dolor pasa, las malas rachas pasan aunque parezca mentira, la lactancia, al final, se vuelve placentera para ambos, para el bebé y para ti.

  • EL PADRE: Y tú, como padre, no pienses que tu papel es accesorio, aunque al principio te lo parezca. Para nosotras es muy importante esa paciencia que muestras cuando el bebé interrumpe porque quiere otra vez teta. O el tiempo que le dedicas a hacer la compra y la comida (o a comprarla hecha, o a ir a casa de mamá a por ella, da igual). O tu comprensión porque estamos tan volcadas en el bebé, que puede parecerte que no existes para nosotras. O tu ayuda vital para cambiar el pañal o bañarle o darle un paseo de vez en cuando.
  • MANTENER LA LACTANCIA CUANDO TE INCORPORAS A TRABAJAR: Te remito a "infórmate": lee, pregunta, investiga y acude a tu grupo de apoyo a la lactancia más cercano.
Digamos que estos puntos son los que yo considero imprescindibles para que la lactancia materna tenga éxito durante, por lo menos, los seis primeros meses de vida del bebé. ¿Y quién soy yo para decir esto? Nadie: no soy asesora, no tengo el IBCLC, no soy doula, ni matrona, ni médico. Solo soy una madre más que ve cómo muchas lactancias fracasan a su alrededor por malos consejos o falta de información.

Espero así poner mi granito de arena y, quien sabe, quizá ayude a alguien.


Monstruita duerme sola

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Hace menos de dos semanas que colechábamos con Monstruita. Junto a la duda de continuar con la teta o no ante la futura llegada de Monstruito, está (estaba) la del colecho.

Porque poniéndonos en situación, la cosa quedaría así: nace Monstruito. Lo llevamos a la cama junto con Monstruo, Monstruita y una servidora. Monstruo quejándose por compartir la cama con otro más (lo de colechar con Monstruita a veces lo lleva bien, y otras no); Monstruita dándole patadas involuntarias al nuevo bebé. Yo entre ambos, con un ojo abierto y otro también, por miedo a que a Monstruito le pase algo, o por los despertares de Monstruita; o porque Monstruito se despierta en mitad de la noche y desvela a Monstruita. No sé, a mí me suena a Monstrua madre sin dormir y cansancio y, por lo tanto, con mucha mala leche y poca paciencia. Vamos, lo que viene siendo una muerte lenta y dolorosa. Y cambiar a Monstruita de habitación por ese motivo justo cuando ha llegado el hermano, me parece mala idea.

Así que, por casualidades del destino, nuestras vacaciones en la isla sirvieron como plataforma de experimentación previa. Ya en casa, en Madrid, nos pusimos manos a la obra. Nuestra idea primera era comprar un somier y un colchón y ponerlos sin patas en el suelo de la habitación de Monstruita. Pero vimos una litera en Ikea que cumplía las mismas condiciones: con somier y sin patas. El modelo Kura (aquí no me patrocina ni el tato) admite un montón de combinaciones y, para lo que la queríamos, venía genial. De hecho, el somier de Ikea encaja perfectamente en la estructura. Además, admite tuneos para aburrir (ya veremos cómo me queda a mí). Así que la compramos:

Foto: MiniKim MiniKim
Como siempre me ocurre con los cambios, yo estaba cagada a la expectativa. ¿Tendría que levantarme mil veces a lo largo de la noche? ¿Podría conciliar el sueño tras cada una de esas mil veces? ¿Extrañaría Monstruita la cama? ¿La extrañaría yo a ella? ¿Y ella a nosotros? 

Para empezar, el cambio ha sido menos traumático para todo de lo que esperaba. Ya no tengo que ser una discípula aventajada de Indiana Jones para dejarla en la cuna cuando está dormida durante su siesta, o la primera parte de la noche. Eso me facilita enormemente la vida. Me tumbo con ella, se duerme a la teta, me levanto y a otra cosa, mariposa.

Indi, nuestros caminos se separan aquí.
Hale, majete, suerte.
De paso, he podido comprobar que Monstruita no se despierta tantísimas veces a lo largo de la noche como creía. Suele despertarse unas tres o cuatro veces. Si está muy cansada, me requiere solo una vez o ninguna, pero esto es más raro que ver un ornitorrinco saludándote a ritmo de rap en tu cocina (oiga, que dicen que haberlos, haylos).

Mis noches de este modo no son tan arduas como creía. ¡Ah, pero tiene truco! En una de esas idas nocturnas, a veces me quedo unas cuantas horas frita junto con ella, hasta que me despierto y me apetece volver a mi cama (o no). Monstruo cuenta con eso, y no le supone mayor problema.

Monstruita no extraña dormir sola y en otra cama. Por el día sigue tan normal y por la noche, en cuanto acudo, se duerme como siempre.

Cuando ella se despierta, no se cae de la cama porque en seguida está el suelo. No obstante, pongo un par de almohadas en el lateral, por si acaso. Normalmente me llama sentada en el suelo o en la cama. Una mañana en la que ya le tocaba despertarse, como yo no iba, se levantó, abrió la puerta (no estaba cerrada del todo) y se fue diligentemente a buscarme a la cocina.

 El único contra que le veo a este sistema, es que alguna noche me la he encontrado durmiendo en el suelo. Supongo que el problema es más mío que suyo, porque a ella se la ve tan feliz. Pero vamos, la solución es sencilla, con ponerla de nuevo sobre el colchón (teta mediante), asunto resuelto.

Así que la emancipación de Monstruita en ese sentido, ha sido antes de lo previsto, pero con buenos resultados.

¿Sigue habiendo dudas? Pues claro. Ahora queda comprobar cómo serán las noches con los dos peques dependientes de mí. Si Monstruito estará en nuestra habitación y Monstruita en la suya o si necesitaré llevarlos a los dos a la habitación de Monstruita y atenderles allí por las noches, porque me reclamen ambos demasiado. Pero el camino solo se hace andando, así que ya iremos viendo. De momento, la primera parte está cubierta.


7 Cosas que no debes decir a una embarazada lactante

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Nunca pensé que, cuando me fuera a quedar embarazada, seguiría con la teta. Qué narices, nunca pensé que mi lactancia iba a ir más allá de los tres meses. Pero aquí seguimos, señoras y señores, con la teta y la tripa fuera.

Embarazada amamantando.
Foto: Eulàlia Torras. Alba Lactancia Materna.
Y si a mí ni se me había pasado por la cabeza, imaginaos al resto de la gente. Como el deporte nacional es el opinioning, Scania (una amiga también embarazada y lactante) y yo nos hemos podido hacer con un amplio muestrario de comentarios que nadie pidió. A saber:

1. "Pobre _______ (rellenar con el nombre del bebé lactante), que se te va a acabar la tetita."

Vamos a ver, alma de pollo, ¿quién te ha dicho que voy a destetar a ________ (rellenar con el nombre del bebé lactante)? Todo será que, en nuestro caso, Monstruita y Bichín decidan por sí mismos no volver a tomar de la teta. O que el nuevo sea una reencarnación de el Padrino, y nos tenga a Bichín, a Monstruita y a nosotras, sus respectivas madres, amenazadas  con que la teta (mi teta) es propiedad suya exclusivamente. Por si acaso, ahora que lo pienso, voy a despejar mi alrededor de caballos, gracias.

2. "¿Todavía tienes leche? ¿Y qué harás cuando nazca el otro?"

Pues sí, aún tengo leche, y lo que te rondaré, moreno/a. Cuando nazca el/la futuro, seguiré con ambos. O no. Pero será una decisión de mis bebés y mía en función de nuestras circunstancias. No porque venga otro voy a pensar ipso facto en destetar. Y no penes por mí, ni por el recién nacido, que aquí va a haber leche para todos si decidimos continuar.

3. "Pues no te ha crecido el pecho."

Juro que esta es real, y viene del imaginario de una enfermera. Gracias, mujer, en la próxima visita vendré ya con los implantes de una 110, copa D, para serte visualmente afín. Por cierto, no sabía que te andabas fijando en esa parte de mi anatomía cada vez que venía. ¡Habérmelo dicho y te daba mi número de teléfono, tontorrona!

4. "¿Embarazada y con la lactancia aún? Qué raro..."

Esta cita se la debo a un médico endocrino. No dijo más allá, ni se atrevió a expresar más al respecto. Hombre, también es raro que la leche de fórmula campe a sus anchas y que el porcentaje de bebés amamantados en España sera de los más bajos de Europa, pero nadie dice: "un bebé de cuatro meses tomando biberón, qué raro..."

5. "Deberías quitarle la teta por la noche, te encontrarías mejor" (y encima insinúan que a lo mejor son solo dos noches malas, y luego se acostumbra).

¿He dicho yo que me encuentre mal por mi lactancia? De hecho, no hay estudios que indiquen que corramos riesgo alguno por continuar con nuestra (feliz) lactancia.

¿Que me encontraría mejor? ¡Ja! No quiero imaginarme cómo sería tanto para Monstruita como para Bichín, que se duermen tan felices y de una manera tan cómoda en su teta (cada cual con la suya, eso sí).

El proceso vendría a ser algo así como: despertar-buscar teta-no encontrarla-llorar-madre que tiene que consolarle con paseos, cantos, palabras dulces... y TODOS desvelados y más tiempo despiertos hasta dormirse (y a saber cómo).

6. "Quítale la teta, puedes coger una infección".

No sé casi ni cómo argumentaros este comentario. Lo primero, imaginaos una cara de alucinación total con ojos a punto de caer rodando y boca hasta el suelo, al oírlo. Cuando pregunté: "¿Infección de qué?", lo único que recibí como respuesta fue: "Ah, no sé, ¿Los médicos saben que estás embarazada y te dejan continuar con la lactancia? ¿Sí? Ah... Pues entonces, ellos sabrán". Y mi cara alucinada no mejoraba, de hecho, tuve que sujetarme los ojos con las manos y recoger mi barbilla del suelo.

7. "Y cuando nazca el próximo, ¿qué vas a hacer? ¿Cada uno en una teta?".

Se puede dar el caso, sí, pero creo que existen turnos. Y si no, pues miren, ahorramos tiempo y no seremos las primeras ni las últimas.

En este comentario, una vez también me añadieron que Bichín tendría celos de su hermano/a. Lo dudo pero, por si pasa lo del apartado 1, me apunto lo de los caballos.

Lactancia en tándem a hermanos de distintas edades.
Foto: Francisco José Galán Leiva. Alba Lactancia Materna.
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Normalmente estos "consejillos" suelen llegar hasta 10, pero no vamos a rellenar de paja el post. Aún nos queda bastante embarazo por delante, por lo que si nos sueltan alguno digno de mención... ¡volveremos!


Porno para mamás. Aquí, una aludida.

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¿A qué mamás se refieren?

Después de estar buscando en Google y habiendo leído, por lo menos, aquí, aquí y aquí, sigo diciéndole a mi libido (Ms. Libido de ahora en adelante): "¿ves, tontorrona? ¡Tienes que adaptarte a tu nuevo estado!"
Ese amor de madre, que no muera.
Foto: Lindsay

Porque, yo confieso, mi soporte de ebooks tiene un apartado especial erótico-festivo. Que una, además de madre y esposa amantísima, sigue siendo un ser sexuado y a veces le apetece leer cosas distintas. Allí están obras como El Decamerón, Lolita, los Diarios de Anais Nin, El Amante, Justine o Los Infortunios de la Virtud... e intenté colar a 50 Sombras de Grey también. Pero nada, oye, será que soy clasicota (aunque no todos los nombrados me gustaron, todo hay que decirlo, pero por otros motivos).

Se supone que 50 Sombras de Grey es una de esos libros pertenecientes a algo que han dado en llamar "porno para mamás". Soy mamá, y leo porno (entre otras cosas, ¿eh?), ¡Ms. Libido, que estoy en el target! ¡Espabila, maja, y aprecia lo que escriben especialmente para ti!

Pero comienzo la trilogía y no soy capaz de terminarla. Ms. Libido no acompaña. Cada vez que enciendo mi lector con 50 Sombras..., Ms. Líbido se apaga. No sé si será porque la obra chorrea miel y azúcar, si porque la historia me suena (Pretty Woman, o hasta a la propia Cenicienta, si tuviera versión porno), si porque son demasiado falsos y evidentes los sentimientos de las lectoras que la autora quiere manejar a su antojo, o si porque es machista a más no poder, pero teñida de modernidad guay (¡hey, que la prota tiene una carrera y es "inteligente"!)

Señora-mamá que va a leer corriendo 50 Sombras de Grey
Foto: runran
Ms. Líbido, guapa, ¡reacciona! Te lo voy a explicar de otra manera, a ver si así lo entiendes: perteneces a una mujer casada, que ha tenido una hija. O sea, que se supone que tu vida es aburridísima y monótona, y que todo ello te impulsa a leerte cualquier mierda panfleto que caiga en tus manos, y que lo disfrutes a más no poder. Que da igual si eras de las que huían de best-sellers venidos a más, o si llevabas toda la vida leyendo y te habías hecho con cierto criterio. ¡Que no, mujer, que no! ¡Que ahora tienes a Monstruita, y eso te convierte automática y rápidamente en un cacho de carne con un cerebro apollardao apolillado! Reconócelo, lo más interesante que te ha pasado últimamente es que se confundieran al darte las vueltas al comprar el pan. Y lo más largo y emotivo que te has leído, la etiqueta con los ingredientes del pan de molde.

¿Historias con argumentos originales y personajes trabajados? ¡Eso quedó atrás, querida mía! Como en la moda, debes adecuar la ropa que llevas a tu edad. Es decir, que ahora deberías buscar historias facilonas con tramas y personajes más facilones aún,¡porque no te da la vida! Tus neuronas se redujeron drásticamente en el parto, y va a más, ¿es que no te das cuenta?

Esto sí que es porno del bueno.
Foto: Lindsay
Porque no puede ser que un montón de señores de editoriales importantes lo sepan, y tú no, Ms. Libido. Así que yo, por mí parte, creo que voy a tomar una decisión drástica: me convertiré en un ser asexuado mientras tú no reacciones ante la literatura (sí, sí, ¡la he llamado literatura, qué me dices a eso, listilla!) más conveniente para ti.

¡Ah! ¿Me amenazas? ¿Que si sigo leyendo eso, me convertiré en asexuada de todos modos? Muy bien, el duelo ha empezado. Será posible...

Baby Led Weaning y desarrollo del habla y del lenguaje

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Cuando Eloísa, autora de Una maternidad diferente, comenzó hace poco a preguntar sobre un post acerca del Baby Led Weaning desde el punto de vista de la psicomotricidad, me dije "anda, ¿y por qué no desde el punto de vista de la logopedia?" (Y sí, soy logopeda).

No existen artículos (o yo no los he encontrado) que relacionen claramente el Baby Led Weaning (BLW) con el desarrollo del lenguaje y del habla. Aunque sí que podemos encontrar por todos lados, artículos sobre la importancia de la combinación de purés con alimentos sólidos a partir de cierta edad, para evitar un retraso en el desarrollo del lenguaje. Así que, basándome en la información de la que dispongo sobre el BLW (parte debida a mi propia experiencia con Monstruita), y en los conocimientos que existen sobre la alimentación y el desarrollo del lenguaje, del habla y de la masticación y deglución, voy a lanzarme a relacionar ambos campos.

Logopeda currando.
Foto de Betsy

De la deglución en sí, no voy a hablar mucho. El feto comienza a deglutir líquido amniótico en el segundo trimestre de vida intrauterina y, una vez nacido el bebé, continuará con la leche de su madre o de fórmula. Explicar las diferencias en cuanto a incidencia en el desarrollo de la mandíbula o del paladar según sea alimentado directamente con el pecho o con el biberón, da para otro post, y además ya existen numerosos artículos al respecto.

Tradicionalmente, se comienza la introducción de la alimentación complementaria a los 6 meses, siguiendo las recomendaciones de la OMS. En ese momento, es habitual ofrecerle al bebé purés y papillas al bebé que, de esta manera, toma un papel pasivo en la alimentación. Si anteriormente tomaba biberón, prolonga esta situación. Si tomaba pecho, ese papel activo de succionar según su deseo, cambia. Después, la aparición de los primeros dientes, indica que es el momento de ir presentando alimentos que no estén triturados.

Pero con el BLW esto se modifica, y digamos que pueden aprovecharse mejor las habilidades que va desarrollando el bebé en lo que se refiere a masticación. Durante la lectura de este post, os aconsejo tener un trozo de pan a mano, para que vayáis comprobando ciertas cosas por vosotros mismos.

  • De 6 a 12 meses.
El bebé ya sabe pasarse objetos de una mano a otra, una habilidad ideal para poder coger el alimento que le ofrezcamos, y manipularlo con cierta soltura para llevárselo a la boca.

En este periodo, surge el patrón de la masticación. Si bien, serán incompleto, ya que el bebé la realiza con movimientos verticales, es decir, mastica moviendo la mandíbula arriba y abajo. La masticación madura comprende movimentos rotatorios. Si no os lo creéis, probad a masticar un trozo de pan simplemente separando y juntado las muelas.

Sin embargo, este movimiento va a ser suficiente para comenzar a masticar el alimento entero con una textura más o menos blanda que le ofrezcamos (por ejemplo, un trozo de zanahoria hervida). Es más, al ofrecerle este tipo de alimentos en lugar de purés, estamos estimulando su aprendizaje en este sentido: cuanto más práctica pueda tener el bebé, más rápido y mejor lo aprenderá.

Además, en este periodo, emerge otra habilidad: la lengua puede amasar el bolo (comida dentro de la boca) contra el paladar. Esto facilita aún más las cosas: el bebé no solo puede triturar el sólido que se le haya ofrecido con sus encías, sino que puede ayudarse de la lengua para deshacerlo, aplastándolo contra el paladar.

Poco a poco, y antes de los 8 meses, la lengua ira lateralizando el alimento. Es decir, el bebé comienza llevar el bolo a un lado u otro de la mandíbula con ayuda de la lengua. ¿Os habéis fijado cuando masticáis vosotros? Habitualmente utilizamos ambos lados de la mandíbula para triturar el alimento... que no va solo, sino que es la lengua la que lo mueve. Bien, pues para el bebé esto supone también un paso más en la adquisición de la masticación.

Cuando no queda otra, hay que tirar de cuchara
(Niño con problemas motores)
Foto: Ranken Jordan
  • De 12 a 18 meses.
Durante este periodo, surge el movimiento rotatorio de la mandíbula al masticar, aunque aún debe perfeccionarse y la lengua ya lateraliza el alimento. Es decir, el bebé ya se puede decir que come alimentos sin triturar. 

Casualmente, alrededor de los 12 meses es cuando Monstruita comenzó  a devorar su propia ración. Ya no valía con algún trocito suelto o alguna cucharada de mi plato, sino que su ración debía estar preparada (¡o yo me quedaba sin comer lo suficiente!). Las estructuras anatómicas y fisiológicas que intervienen en la masticación, ya estaban preparadas. Y Monstruita, gracias a que le había presentado los alimentos sin triturar y distinguía uno de otros, sabía (sabe) muy bien cuáles le agradan y convienen más (por ejemplo, prefiere la pasta a la verdura cocida).

Se supone que a partir de los 18 meses, el bebé puede iniciar un barrido alrededor de la boca con la lengua, para recoger los restos de comida que hayan podido quedar. Monstruita no es ninguna superdotada y su desarrollo general es normalito, pero con 15 meses ya lo hacía. No tengo datos suficientes para saber si es debido al BLW o a su propia evolución. Además de que los movimientos rotatorios de la mandíbula están muy conseguidos.

Con 18 meses, el bebé cierra los labios al masticar (sellado labial).

Así mismo, se supone (según algunas fuentes) que es a partir de los 24 meses cuando los niños se alimentan solos. Monstruita lleva desde los 6 alimentándose sola (excepto para la leche), y me consta que en las Escuelas Infantiles comen solos desde los 12 meses. 

Otros aspectos interesantes


En cuanto a la sensación y percepción de sabores y texturas, lógicamente el BLW es mucho más rico que la presentación de los alimentos en purés o papillas. Las propias autoras del BLW también inciden en el control que tiene el bebé sobre la comida de este modo, contribuyendo a su desarrollo motor y cognitivo. Está en su libro. así que tampoco me voy a extender en esto.

  • Atragantamientos.
Son normales durante el proceso de introducción de la alimentación complementaria. Gracias al BLW, el bebé aprenderá antes a manejar el alimento en la boca y a tragarlo, evitando así accidentes más adelante. Además, alrededor de los 15 meses, el bebé habrá aprendido a manejar cantidades mayores en su boca; por ejemplo, no es lo mismo llevarse un solo guisante a la boca cada vez, que llevarse una cucharada con cinco o seis, y masticarlos sin tragar ninguno de manera involuntaria durante el proceso.

  • Desarrollo mandibular.
El movimiento de la masticación desarrolla la mandíbula a lo ancho y a lo largo. Además con el trabajo de los dientes y la lengua, también se desarrolla el paladar. Esto da lugar a una boca con una forma equilibrada. Y si tiene una forma adecuada, sus funciones también lo serán. ¿Cuáles son estas funciones?

  • Aumento del tono y mejora de la motricidad orofacial.
Hablando en plata, los músculos necesarios para el habla, tanto de la cara como de la boca, son más fuertes y más hábiles.

Una mandíbula que trabaja, unos labios que se mueven y hacen fuerza para mantener el alimento en la boca, o arrastrarlo de la cuchara, una lengua que se maneja con agilidad, permitirán articular correctamente los sonidos necesarios para hablar.

Por ejemplo, si los labios no tienen fuerza, difícilmente se podrá decir correctamente una /p/. Y puede que permanezcan abiertos, provocando que el bebé respire por la boca, lo que daría lugar a resfriados, otitis o un paladar alto. O incluso más babeo. Si la lengua no se mueve correctamente, no encontrará el sitio adecuado que permite la /t/.

El paladar no es menos importante. Si el paladar duro (eso que está justo detrás de los dientes hasta, más o menos, el cielo de la boca) no está bien formado y es muy alto y estrecho (paladar ojival), lo tendremos más difícil para articular la /rr/ o la /l/. Si el velo del paladar (lo que llamamos "campanilla"), no se coordina bien, la voz sonará nasalizada.

En cambio, si todo está bien, la implantación dentaria, es decir, la posición de los dientes al salir, será correcta y no dará muchos problemas.

Concluyendo


No es que a los bebés alimentados con purés les vayan a ocurrir cientos de desgracias en le desarrollo de la musculatura oral o en su desarrollo del lenguaje, a no ser que este tipo de alimentación se prolongue más de lo debido, pero sí que creo que el BLW evita malos hábitos y ayuda a un desarrollo temprano y eficaz en este sentido.

¿Tenemos prisa? Ninguna. Al final, a no ser que existan otros problemas adyacentes, todos los bebés se convertirán en niños que comen sólidos sin problemas y con un buen lenguaje. Pero con el BLW, creo, pueden evitarse de antemano ciertos problemas a bebés que, quizá, tienen cierta predisposición a ellos.

No obstante, este es un post personal porque, como dije, no he encontrado evidencias que relacionen el BLW como método de alimentación con el desarrollo del habla, lenguaje y deglución. ¡Ojalá se investigue en este sentido alguna vez!

Soy de puta madre

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Miren ustedes, resulta que el otro día descubrí la conversación entre un par de ovarios (O) y un par de cojones (C), y he decidido transcribirla calentita, calentita, para ustedes en exclusiva:

Cojones, que no sabemos si son parlanchines o no.
Foto: Carlos Luna

  • O: Hola, majos, estamos aquí reunidos, para unirnos y procrear, ¿cómo lo veis? Tenemos un útero-loft la mar de apañado para alojar al futuro o futura.
  • C: Pues muy bien, por aquí tenemos a nuestros chicos ya listos, así que cuando queráis.
  • O: Vale, genial. Lo único que tenemos un par de dudillas por ahí por resolver...
  • C: Disparad, chicas (guiño-guiño).
  • O: A ver... Es que aquí, vemos a la futura portadora del churumbel en ciernes con dudas, a la pobre.  Y claro, cualquiera se pone, si luego va a andar llorando por las esquinas por cualquier menudencia. Por ejemplo, que si va a dar la teta o no. 
  • C: Mujeeeeeer, que si la da, de puta madre. Pero si no la da, de puta madre. Que nosotros no entendemos mucho de eso, porque aquí el andoba las tiene, pero no las usa nada más que para taladrárselas con piercings de esos...
  • O: A ver, que no nos explicamos, que es que si la da, la van a llamar antigua y no va a poder trabajar y se va a convertir automáticamente en una mujer florero. Y si no la da, la van a llamar egoísta, que no se esfuerza por su bebé, y que no se le va a criar bien.
  • C: Bueeeeno, tranquilidaaaad, con las modernidades esas de ahora, de maquinitas para ordeñarse como las vacas, lo de currar y dar teta lo va a tener chupado. Y si elige leche de bote, ella sabrá por qué lo hace, pero no creo que quiera cargarse al bebé (si no, le metería un güiscazo y arreando).
  • O: Es verdad. Pero todavía parece ser que dicen que si da la teta, se le olvida lo que le interesaba hasta entonces, sus neuronas se desintegran y, de repente, solo piensa en recetas, planchar perfectamente, manualidades y decoración de interiores. Eso sí, será uña y carne con su bebé.

Ovarios parlanchines.
Foto: María Iglesias Barroso
  • C: Qué cosas, ¿será verdad? ¿Y si da leche de polvos, eso no pasa?
  • O: Uy, peor aún, si tira de bote, nunca tendrá un vínculo con su bebé, aunque será libre como el viento y podrá irse de copas todas las noches. Y si tira de bote, no lo podrá llevar en la mochila, solo en el carro, y no usará pañales de tela, solo desechables.
  • C: Jo, qué chungo, a eso no sé qué contestarte... ¿Y tiene más dudas?
  • O: ¡No para! Que si le va a dar purés, o los alimentos enteros.
  • C: Pues digo yo que dará igual, ¿no?, que mientras coma cual lechoncillo, vale.
  • O: Eso pensábamos nosotras. Y luego está lo de dormir en la cama con los padres o en otra habitación con la cuna.
  • C: ¿Y qué pasa? ¿Si lo dejan en otra habitación no lo van a atender?
  • O: Yo que sé, parece ser que puede que se muera, o que no sea tan seguro. Y si duerme con los padres, mejor, aunque los padres terminen hechos un cuatro, y luego le dicen que ya no le sacan de la cama hasta los 18.
  • C: Pero, vamos a ver, ¿quién narices le va a estar mareando tanto?
  • O: Uy, pues todo el mundo, que si los abuelos, que si los compañeros, que si los de las redes sociales, que si el médico...
  • C: Pues hijas, tapones para los oídos, y listo.
Así que esto es todo lo que había en aquella grabación que encontré. No sé de quién serían los ovarios esos, ni los cojones. Pero me puse los tapones esos, y oigan, mano de santo.

Desde entonces, he visto que no soy ni buena ni mala madre, ni crianza natural, ni artificial con conservantes. Lo que he observado, señoras y señores, ¡es que soy una madre de puta madre!


Soy de puta madre. La insignia.

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¡Sí! después de semanas venciendo siendo tentada por la procastinación, he conseguido currarme una insignia para todas aquellas que queramos gritarle al mundo que lo de ser buenas o malas madres está pasado de moda y no tiene razón para existir.


Que cada una criamos como nos da la realísima gana, y que mientras nuestro objetivo primordial sea ocuparnos del churumbel y que salga adelante con amor y cariño, lo demás está de más, parafraseando a aquel grupo musical.

Así que no solo nos pasamos las opiniones indeseadas e inútiles por el forro (solo las indeseadas e inútiles, ¿eh? Que a veces cae alguna buena que hay que aprovechar), sino que lo de hacer la guerra a ver quién mola más según su tipo de crianza (sí, señores y señoras, ¡hay "tipos de crianza"!) no va con nosotras. ¡Es que ni siquiera nos podemos encasillar!

¿Y por qué hablo en femenino? Porque, por lo que he visto, estas batallitas no suceden entre ellos. Ellos van espabilando y arrimando el hombro en esto de los hijos, pero sus críticas sobre la crianza suelen limitarse a "qué niño más gritón", "qué monas las coletas de esa niña", "no, hoy no me toca bañarle".

Así que dejemos de tirarnos piedras, que queda feo, es anticuado (por mucho que se lleve lo vintage), ¡y duele!

En fin, que el post original que dio origen a la insignia es este, y fue Eloísa, autora de Una maternidad diferente, la que sugirió la idea en este comentario (gracias, maja, por darme más curro :p)

Dicho lo cual, aquí os dejo el código HTML para que lo podáis copiar y agregar a vuestros blogs o webs:

<a href="http://www.centimetronews.com/2014/08/soy-de-puta-madre.html"><img src="http://2.bp.blogspot.com/-t25x07udBb8/VArygOcp_3I/AAAAAAAAFoo/6r1a7OVi8JM/s1600/puta%2Bmadre%2Bpin5peque.jpg" width="130" height="130" /></a>


Ah, y muchas gracias a todas por el apoyo :)

La leche que te han dao.

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La leche que te han dao, Monstruita, se ha acabao. Hace ya seis meses que tu hermano ocupa mi cuerpo y lo transforma. Y esa evolución, como ilustré con una infografía aquí, pasa por la disminución de leche.

Nunca le has hecho ascos a la leche de vaca, esa que me empezaste a pedir hace unos meses, la que probaste por primera vez directamente de mi taza de desayuno. Leche entera de brik, normal y corriente.

Poco a poco noté que ya no me buscabas tanto. Tampoco te oía tragar cuando te enganchabas. Podías tirarte horas y horas sin tu teto. Sin embargo, signar y balbucear "paaaapaaaaa" para pedir leche de vaca, comenzó a hacerse más frecuente cada vez.

Comencé a sospechar que yo ya no producía leche. Probé varias veces a ver si salía algo después de mamar tú, y nada. Ni una gota. Aquello se había secado. ¿Se había acabado nuestra lactancia?

Reconozco que tenía ganas de que te destetaras. A veces se hacía tan duro... Pidiendo teta cada dos por tres, preocupada por si estarías bien sin mí durante tres horas sin teta cuando te dejaba con los abuelos, o despertándome por las noches para dormir, finalmente, contigo y sin descansar del todo...

Y ahora, admito que vivo feliz sin el trajín del sacaleches y el esterilizador, y más tranquila sabiendo que estás bien mientras tengas amor, porque un vaso de leche lo encuentras en cualquier sitio.

Pero no tu teto. Aún no has encontrado sustituto para él, y lo sigues reclamando para poder conciliar el sueño. O cuando te estresas y te pones nerviosa. O cuando, entre tanta actividad tuya, necesitas desconectar un instante de ese mundo lleno de estímulos interesantes, y relajarte.

La leche que te han dao, Monstruita, se ha transformao. Ya no te alimenta ni te sacia, pero te calma y te consuela en su ausencia. Nunca pensé que, en cierto modo, me iba a gustar ser un chupete gigante, un chupete cálido que abraza y acoge, al que buscas. Te sigues despertando por las noches y yo sigo acudiendo a tu llamada. A veces, muy pocas, te vale con la tetina del biberón con agua que te ofrezco, para volver a conciliar el sueño. Otras, la mayoría, necesitas dar una chupadita de la teta para continuar durmiendo.

¿Se ha acabado la lactancia? Parece que aún no. Pero tú cambias rápidamente, y mi cuerpo también. ¿Os encontraréis Monstruito y tú en un futuro, colgando de mi pecho?

Ser pobre. Pero de verdad.

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Quizá este post se aleje un poco de la temática general del blog. Pero no hace mucho, leía este artículo traducido sobre lo que es ser pobre. Creo que nunca he vivido una situación de pobreza extrema, y creo que ese hombre tampoco. Sí he tenido la suerte de trabajar de cerca con la pobreza de un barrio de Madrid, con la pobreza oculta que nadie ve, de aquellos que se avergüenzan de pedirte ayuda, de los que están desheredados en una tierra que les trata como extraños, y en la que luchan por abrirse paso.

Foto con CC de Adam Jones
Si bien, el post está escrito por una persona de EE.UU., y las condiciones de vida son distintas a las de aquí en algunos aspectos, como son las distancias o la cobertura sanitaria, por lo que no entraré en todo lo que dice, porque es posible que ahí lleve razón.

Ser pobre es saber que tu hijo va a casa de sus amigos pero nunca se trae a los amigos a casa.
Supongo que el autor insinúa que se avergüenza de su casa, y de no tener espacio o alimento que ofrecer a los amigos de su hijo.

Sin embargo, yo creo que es mucho más pobre no tener un techo donde alojar a tus hijos, o que tus hijos se avergüencen de ti, o que no tengan amigos con los que compartir sus vidas.

 Ser pobre es ir al servicio antes de ponerte en la cola del comedor escolar para que tus amigos te adelantes y no te oigan decir “el mío es gratis” cuando llegues a la caja.
El autor, supongo, se avergüenza de mostrar que su comida está subvencionada.

Pero yo creo que es mucho más pobre no tener comida que llevarse a la boca, ni subvencionada ni sin subvencionar. No poder adelantar a amigos, porque no tienes. No poder ir al comedor escolar, porque ni siquiera vas a la escuela (porque no hay recursos, porque eres mujer y un grupo de radicales no te deja, o porque es un lujo para ricos).

Ser pobre es vivir al lado de la autopista.
¿Por qué? ¿Porque es más barato al tener que soportar el ruido de los coches? Ser pobre, señor mío, es vivir en una chabola construida con la basura de otros, o tener que dormir en el coche, en un camping de manera habitual, o en casa de parientes.

Ser pobre es volver al coche con los niños en el asiento trasero, aferrándote a esa caja de cereales que acabas de comprar, pensando en cómo vas a hacer que entiendan que la caja les tiene que durar.
Ser pobre, señor mío, es comer el pan tostado del día anterior, nada de cereales. Y, a veces, no tener ni un brick de leche esa mañana.

Ser pobre son juguetes de marca blanca.
Ser pobre, son juguetes de segunda mano. O juguetes hechos con lo que nadie quiere, porque no queda más remedio.

 Ser pobre es saber que no te puedes dejar 5 dólares encima de la mesa cuando vienen tus amigos.

Repito, ser pobre es no tener amigos. O que no quieran ir a tu casa.

Ser pobre es que el colegio de tus hijos sea el de los libros de hace 15 años, el que no tiene aire acondicionado.
Ser pobre es que el colegio de tus hijos sea el que no tiene libros, ni pupitres, ni sillas. El que tiene un aula para niños de 5 a 16 años. El que no tiene ni para pagar al profesor.

Ser pobre es pensar que 8 dólares la hora es un chollo.
Ser pobre es no tener trabajo. O papeles en regla para acceder a él. O no tener ni un descanso al día o a la semana.

Ser pobre es un turno de noche con luz fluorescente.
Ser pobre es vender tu cuerpo ante la desesperación de que tu familia no pueda subsistir de otra manera. Y sin luz siquiera.

Ser pobre es vaciar la bañera en el váter.

Yo diría que eso es ser ecológico.

Ser pobre es parar el coche para coger una lámpara que has visto en la basura.

Pues yo no me considero pobre, y he hecho algo parecido. Yo lo llamaría reciclaje.

Ser pobre es no hablar con esa chica porque se va a reír de tu ropa.

¿O es ser inseguro?

Ser pobre es esperar seis horas en urgencias con un niño enfermo en brazos.

Ser pobre es que ese niño se muera porque no va a recibir atención médica.

Ser pobre es saber que no deberías gastarte ese dólar en lotería.
Yo lo llamaría administrar los recursos de manera inteligente.

El texto es más largo. Yo solo he cogido las sentencias que más me han llamado la atención o las que me parecía que no tenían razón del todo.

La pobreza de espíritu, además, es mucho más importante que la material. Existen personas que, por mucho que posean, siempre serán pobres, y siempre creerán que no tienen suficiente.

No me mienta sobre la epidural, señora doctora.

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Mira, que me voy a poner de parto en breve de nuevo, y me encuentro con este artículo sobre la epidural, donde una tal Ino Fornet, anestesista del Hospital Puerta de Hierro-Majadahonda (Madrid), explica sus virtudes.

Y, oye, una que ya usó la epidural en su primer parto, va rauda y veloz a ver qué se cuenta, por ver de qué va la vaina cuando los argumentos no salen de asociaciones tipo El Parto es Nuestro (y que merecen todo mi respeto, sea dicho de paso, aunque a veces me parezcan un pelín radicales).

La cara de lerdi que se me debió quedar después de tan erudita lectura, creo que daba para un gif animado de los que luego se viralizan por esos internetes de dios.

Porque claro, leo esto,


y me da por pensar: "no te jode fastidia, pues claro que existe una alta demanda de la anestesia epidural, ¡pero porque tampoco nos dais otras alternativas menos invasivas y agresivas para disminuir el dolor del parto! Y me consta que haberlas, haylas, y que se emplean con éxito en otros países. 

Luego resulta que en el 75% de los casos, la técnica funcionará bien. ¿De verdad? Pues oye, qué mala suerte que tuve (o buena para Monstruita y para mí, según se mire), porque a mí solo me hizo efecto en un lado del cuerpo. ¡Entré en ese 25% de casos en los que no funciona! ¡Hey, parí con un lado anestesiado y el otro vivito y coleando, supera eso!

Pero es que la historia sigue:


¿Obesidad? Oiga, que pa verme a mí, hay que mirarme dos veces. Y lo de las caderas, que yo sepa, las tengo a la misma altura. Si quiere poner excusas, póngalas, ¡pero diga que lo son!


Ahora ya no es que entre en el 25% de raritos, sino que encima soy un caso "muy excepcional". Porque han de saber, damas y caballeros, que así como la epidural me hizo efecto en el lado derecho de mi cuerpo, también provocó que mi pierna derecha estuviera ausente durante el día siguiente. ¿Que y qué? Pues que recién parida y con esas pintas, una no puede levantarse a mear sola, por poner un ejemplo de las consecuencias humillantes y molestas que puede tener este "episodio tan excepcional".


Puedo prometer, y prometo, que si no llega a ser por mi lado no anestesiado, todavía estoy empujando. ¡No sentía nada por el anestesiado, no sabía cuándo tenía que pujar y cuándo no! "Afortunadamente" (lo entrecomillo porque no soy masoca), el dolor de las contracciones de mi lado sobrio me indicaba cuándo tenía que pujar y cómo. Así que a ver si hacemos que la epidural sea analgésica de verdad, y no anestésica.


Aquí la señora doctora se ha quedado sola. Vamos a ver, las hormonas del estrés me las generan en cuanto me mandan ponerme boca arriba para parir, o me meten en un quirófano para ponerme la epidural.  Y por aquí podemos leer cómo interfiere la epidural en el parto. Que yo soy la primera que no quiere sufrir mucho durante el parto y lo quiere disfrutar, pero no me venda la moto, ande, que Google lo sabe todo.


Y le seguimos echando face. Sepa usted que, nada más ponerme la epidural, mis contracciones comenzaron a disminuir y a espaciarse en el tiempo. Que lo mismo es un caso excepcional también, no sé, pero claro, me tuvieron que poner oxitocina para que mis contracciones volvieran a tener la misma marcha que antes.

Conclusión: estamos en busca y captura del parto sin dolor, o el parto disfrutado, o ambas cosas. Y usted, señora mía, puede estar a favor de la epidural y me parece bien (quizá vuelva a pedirla yo misma en mi segundo parto), pero no me cuente cuentos, que para ciertas cosas estoy de un viejuno ya, que asusto.

Monstruita y La Bella Durmiente de Duplo (Lego)

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No hace mucho, gritaba esto por Twitter:


Y una responsable de Lego, se puso en contacto conmigo rauda y veloz. Para FuturoMonstruito no tenían nada, ¡pero sí para Monstruita! Lo que me ofrecieron fue un set de la línea Duplo, de Lego: bloques grandes con la temática de La Bella Durmiente, en este caso (aunque tienen de otras princesas Disney).


En la caja dicen que es a partir de 2 años, y según esa referencia, los 18 meses de Monstruita no llegarían. Pero ella ya tenía un juego de construcciones anterior y le gustaba. 

Lo que más le ha llamado la atención han sido los muñecos de la princesa y del hada, ¡no los suelta! Con las piezas juega a montarlas y a desmontarlas cuando estoy yo con ella, o cuando le parece adecuado. A veces, incluso se despierta por las mañanas y en lugar de buscarme, me la encuentro jugando con las piezas (su cama está en el suelo y sube y baja cuando quiere). Ella es así.

A continuación, os dejo un vídeo de cómo fueron los primeros momentos tras abrirlo y preparárselo, dejando las piezas en una bolsa que encontré por la casa:



Las piezas son resistentes, así que tienen pinta de durar muchos años. El padre, todo emocionado, ya está pensando en comprar el barco pirata en cuanto se enteró de la versión que Duplo había hecho del de Lego.

Y es que al final, no sé quién lo pasa mejor, si ella, o nosotros.


¡Monstruita tiene rabietas!

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Llevo unos meses con la mosca detrás de la oreja. Tenía entendido que los niños comienzan a manifestar las rabietas alrededor de los dos años de edad. Monstruita lleva una temporada mostrando unos comportamientos que me resultan sospechosos pero... ¡solo tiene 18 meses, no llega a los 2 años aún!

Casualmente hace unos días descubro gracias a una amiga la revista digital Edúkame y decido colaborar con ellos. Y el primer número que cae en mis manos, mira por dónde, va sobre ¡rabietas!

Además de un ebook sobre cómo gestionar las rabietas (qué son, qué hacer antes, durante y después, por qué surgen, etc), se acompaña de actividades para hacer con los niños.

Tras leer de un tirón y sin respirar con atención, descubro que es normal que Monstruita empiece ya con las rabietas porque suelen comenzar entre los 12 y 18 meses. Lo que pasa es que empeoran a los dos años. Ya os escribiré un post lloroso y pedigüeño de ánimos cuando me toque.

De momento, he tomado buena nota de lo que debo hacer y he confirmado si lo que ya hago está bien o mal. La verdad es que la información que se da en la revista es muy clara, concisa y amena. Así da gusto, qué queréis que os diga.

Entre los 12 meses y los 2 años, aconsejan no actuar durante la rabieta, sino acompañar y vigilar para que no se haga daño, ni lo haga a los demás.

Por cierto, ya sabéis que soy fan de los signos y aunque no lo digan en la revista, me consta que ayudan a que las rabietas no sean tan numerosas.

Por ejemplo, Monstruita está comiendo y de repente, se pone roja, llora y no quiere saber nada de nadie. A veces, tira alguna cosa al suelo (una toallita o una cuchara). Según la hora y la actividad del día, intuyo que puede tener sueño. Le indico que si quiere "dormir" (y se lo signo). Ella reconoce que justo es eso lo que le pasa, y me lo signa. En ese momento, se calma un poco. No mucho, que es pequeña y eso de esperar lo lleva muy mal, pero parece como si le tranquilizara tener identificado lo que le pasa y saber que yo también lo sé, valga la redundancia. Como dicen en Edúkame, respeto sus límites fisiológicos (no le obligo a terminar la comida porque sé que tiene sueño y eso le puede) y no pierdo la calma.

Otras veces tiene hambre pero no se quiere poner el babero. ¡Ay, amiga, cuando sepas pelar gambas con cuchillo y tenedor como hace tu padre, hablamos! Aunque esta es fácil de resolver de momento: le enseño la comida y como tiene hambre, en seguida comprende y deja que se lo ponga.

También se frustra y se enrabieta cuando no le sale algo (ponerse un zapato, abrir la bolsa de las piezas de construcción...) Pues bien, en ese caso acompaño y vigilo y dejo que lo siga intentando ella sola. Cuando veo que el enfado va in crescendo, me acerco y le digo y signo que si necesita "ayuda". En alguna ocasión me acerca lo que quiere que le abra pero otras, de nuevo, parece que se le olvida que puede pedir ayuda.

Así que, sin más, os dejo un ejemplo de lo que podéis encontrar en la revista:







Primer embarazo vs. Segundo embarazo.

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Tenía pendiente una entrada contando las diferencias (o no) entre mi primer embarazo y el segundo. Creo que una imagen vale más que mil palabras, así que a grosso modo la cosa quedaría así:


Se me olvidan muchas cosas, seguro, pero las principales quedan resumidas. Secundizas del mundo, ¿coincidís?


Creahadas, amor hecho arte

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Érase una vez una Monstrua que tenía una Monstruita y se quedó embarazada de nuevo de un Futuro Monstruito. Y érase una vez una artesana dedicada a sus productos en cuerpo y alma que se enteró de la noticia. Ni corta ni perezosa, esta artesana a la que todos conocían como Dori, se puso manos a la obra para enviar un presente desde Crehadas, el lugar donde tus ideas se hacen realidad.

Y a Futuro Monstruito le regaló una toalla que da gusto coger, con un precioso bordado con su nombre, además de un peluche muy, muy suave, con un babero donde aparecía la inicial del nombre:


¿Sabéis la emoción que le hizo a Monstrua a recibir el paquete en su casa? Además estaba envuelto con amor, hasta el mensajero lo notó. El caso es que hubo un pequeño inconveniente: al abrirlo e intentar ver y disfrutar el contenido tranquilamente, Monstruita vio el peluche y se tiró a por él. ¡No sabía que era de su hermano! Así que Monstrua tuvo que esconderlo e intentar verlo a solas.

Pero los mensajeros de Dori, que están por todas partes, le llevaron la noticia también de esto. "¿Cómo?", se dijo, "¿que hay una hermana mayor y no le hemos hecho llegar nada? ¡No puede ser! ¡Eso es inadmisible!" Así que, de nuevo, puso sus habilidosas manos a crear. Y le hizo llegar otro peluche achuchable con la inicial de su nombre:


A Monstrua le encantó todo, ¡hasta la nota que le acompañaba! Monstruita se tiró a por el peluche directamente, y jugó a ponerle y quitarle el babero. ¡Ya estábamos todos contentos!

Y colorín, colorado, este cuento ha empezado.

Continuará...


5 Grandes preguntas que surgen de la maternidad

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La maternidad es algo bonito, puro, trascendental y alegre. O no. También tiene su lado sórdido, terrenal y feuno. Somos muchos blogs los dedicados a ella, así que algo tendrá. Mientras estaba embarazada, además de abrir este (escribir para mí es como respirar) leía y leía otros e intentaba aprender.

Y aprendí (y lo que me queda, morena), pero amigos, amigas, aún rondan preguntas en mi cabeza que se resisten a encontrar una respuesta válida. Vamos allá:

1. ¿Por qué los bebés humanos no duermen solos y de un tirón?

Imagen CC de Bill Frazzeto
Tiramos de teorías filogenéticas para todo: los monos portean, los bichos mamíferos amamantan y no dan bibes de fórmula, los animalicos mamíferos duermen todos juntos en el mismo lecho, las hormigas juegan al angry birds... Ah no, esto último no, perdón.

Bien, el caso es que los lobos no se plantean ni siquiera utilizar el método Estivill, los conejos no tienen ojeras, y los gatitos no maullan desesperados porque no pueden dormir.

Entonces a mí que me expliquen: ¿por qué los cachorros humanos necesitan de un chupete, un meneo, un bibe o una teta para dormir? ¿Por qué, además, se despiertan varias veces en mitad de la noche reclamando la presencia de alguno de sus progenitores durante, por lo menos, los dos primeros años de vida?

Que sí, que los bebés que duermen de un tirón desde que nacen existen, palabrita, que me lo dijo el cuñado de la vecina del padre de la tendera del amigo del cartero de en frente. Pero no es mi caso.

Teorías al respecto he leído miles, oigan, pero qué quieren que les diga, no me convencen y ninguna está demostrada al 100% (yo es que soy como el santo aquel, que tenía que meter el dedo en la llaga a ver...).

2. ¿Por qué los bebés humanos les discuten a sus padres?

Seguimos con las teorías filogenéticas: ¿Han visto alguna vez a un hámster adolescente pidiéndole permiso a su padre para llegar tarde? ¡Ni Mickey Mouse, oigan! De acuerdo, ningún animal pone toque de queda a sus crías tampoco.

Imagen CC de Mark Stosberg
Pero me consta que cuando algún elefantito se aleja demasiado de la manada, allá va la madre, o la tía o la abuela (las elefantas son un clan que actúan a una, como Fuenteovejuna) y con un trompazo suave en el culete le devuelve al grupo. ¿Y se queja el elefantito? ¡No! No llora, ni rabia, y deja lo de escaparse, si eso, para más adelante.

Como mucho, se pelean macho contra macho o hembra contra hembra, cuando son adultos. Vale, cuando un chimpancé macho se hace dominante nuevo de un grupo de chimpancesas chimpancés hembras con hijos de otro, se carga a las crías y eso tampoco está nada bien. ¡Pero lo hace cuando es adulto!

¿Qué las rabietillas que anuncian la famosa crisis de los 2 años es porque el cerebro de los bebés está madurando? ¿Por qué tenemos una inteligencia que te cagas superior a la de otras especies? ¡Pues los delfines también y no veo que las crías hagan estas cosas! (Que se sepa aún).

3. ¿Por qué las madres no venimos con un gen anticansancio y superpaciencia?

Imagen CC de cristian
Puede parecer que sí y lo del instinto y eso está muy bien. He empezado a creer en ello sobre todo desde que me pasé los 18 primeros meses de Monstruita siendo un solo ser junto con ella sin saber dónde acababa Monstruita y dónde empezaba yo (ya nos vamos separando y empiezo a ser yo misma de nuevo, menos mal).

Pero la crianza de un bebé humano requiere dosis de paciencia infinita en las que no puede hacer mella el cansancio infinito. Y resulta que las mujeres, cuando nos convertimos en madres, ¡seguimos siendo mortal y limitadamente humanas! 

Que sí, que está la tribu, la real (abuelos, tíos, amigos...) y la virtual (Twitter, Facebook...) pero al final, la que luce unas ojeras que ni Chu-Lin en sus mejores tiempos, es la madre, la mamá, la mami, como la quieras llamar. Y el padre por efectos colaterales.

Así que, por favor, Madre Naturaleza, ten piedad y cambiános un poquito los genes, las hormonas o lo que sea para hacer frente a la dedicación 24/7 que requiere una criaturita humana recién nacida (y para cuando crezca y tenga hermanitos, también). 

4. ¿Por qué somos onmívoros? ¿Por qué no comemos todo crudo?
Imagen CC de Mark H. Anbinder
A mí que no me fastidien: con lo fácil que es comer rastrojos a todas horas. O bambú. O gacelitas (perdón por los vegetarianos).

Pero no, resulta que somos animalitos omnívoros, comemos de todo y encima, ¡tenemos que cocinarlo! Por muy de moda que estén las crudités esas, tienes que lavarlas, pelarlas y cortarlas de todos modos. Y además, siempre te comes algo cocinado a lo largo del día.

¿Qué tiene que ver esto con la maternidad? ¡Todo! Odio cocinar y pensar el menú y qué hacer para que Monstruita tenga una dieta equilibrada. Odio más aún cuando tras un curre de dos horas en la cocina para hacer unos nuggets de pollo, Monstruita los tira al suelo y me da a entender que prefiere una rebanada de pan de molde así, sin más. Aunque sé de buena tinta que, si por ella fuera, su menú consistiría exclusivamente en Aspitos y bollería, pero no es plan.

Que sí, que gracias a que somos omnívoros hemos colonizado todos los rincones del planeta y quizá, algún día, hagamos lo mismo con el resto de la galaxia. Pero oigan, me está complicando la vida este pequeño triunfo evolutivo y a mí no me interesa especialmente.

5. ¿Por qué en el embarazo siempre tenemos que tomar suplementos de hierro?
Al menos, en lo que se refiere a los embarazos occidentales. ¿Cómo nacían antes los bebés? ¿Cómo se quedaban las madres? Que yo soy muy obediente y me lo tomo a diario, pero no conozco a ninguna embarazada que no haya tenido que tirar de ellos con los consiguientes cacotes oscuros y algo de estreñimiento.

¿Y el yodo y la B12? No sé cómo estará la tasa de mortalidad neonatal o maternal en países subdesarrollados, donde el acceso a estos elementos es bastante más limitado.

El caso es que me siento como una abuelilla, tomando distintas pastillas a lo largo del día y sin saber muy bien por qué.

Mejor prevenir que curar, supongo.


Aclaraciones: 

No obstante, he de reconocer que en otros aspectos la Madre Naturaleza ha acertado plenamente: como la de gestar un hijo cada vez en la mayor parte de los embarazos (padres/madres de mellizos, trillizos o más, desde aquí un pedestal gigante para vosotros). O la de permitir que los abuelos existan (o sea, que los humanos podamos vivir más allá de nuestro ciclo fértil). O la de la inteligencia, porque gracias a ella existe la medicina, por lo que actualmente muchos bebés salgan adelante cuando en otros tiempos morían sin más remedio, por mucho vudú y cántico al sol que les hicieran (como aún sucede, desgraciadamente, en algunos rincones del planeta).


Apáñatelas con un bebé recién nacido y otro de 20 meses.

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Previsiblemente, cuando nazca Futuro Monstruito, su hermana tendrá 20 meses. Aunque ella cada vez camina mejor y aguanta más, aún se cansa y necesita brazos o la silla de vez en cuando.

El coche de bebé que heredamos es un trasto gigantesco que utilicé sin más remedio, donde me parecía que Monstruita iba fatal (tenía el capazo para el coche y ya está, con lo que Monstruita nunca fue en 180º mientras la llevé ahí). A esto le agregamos que nuestro coche es un utilitario medio y que el maletero es limitado. Con lo cual, ¿qué hacemos cuando venga el bebé? 

Opciones:

  • Clonarme para cuando toque el paseo. De momento, no lo he conseguido. Sigo trabajando en ello, os tendré al tanto de mis últimos avances.
  • Contratar a alguien cada vez que vayamos de paseo. No lo veo.
  • Utilizar un carro gemelar.  Algo como estos dos modelos. ¡Pero no dejan de ser estafermos!


  • Acoplar una plataforma con asiento. Nuestro coche de bebé heredado es de la marca Casual Play, pero con ocho años de antigüedad más o menos. Que me perdone la marca si no le hago justicia actualmente, pero viene a ser algo así:
No sé si en ese modelo el bebé puede ir en horizontal totalmente, pero en el nuestro, no del todo. Así que al estafermo este (todos los carros de este tipo suelen serlo), tendríamos que añadirle algo así para que fuera Monstruita:

Que, por la forma, ni siquiera estoy muy segura de que fueran compatibles. Eso sí, esta plataforma con silla de Be Cool está chula, ¿eh?

  • Comprar/encontrar un coche de paseo para bebé ligero y acoplarme la plataforma anterior.

Gracias al personal de TodoNene's descubrimos un coche de paseo para bebés desde el nacimiento, ¡que se pliega como una silla paraguas! Es el Silver Cross Reflex. Lo que pasa es que por la  forma de la estructura trasera, no se le puede acoplar cualquier plataforma. Me cachis...


  • Portear a Monstruita y llevar a Monstruito en el carro. Tengo una Emeibaby (justo la que aparece en la foto) que serviría perfectamente. Yo porteo a Monstruita a la espalda, mientras empujo a Monstruito. La cuestión es que a Monstruita el porteo le va regular, y normalmente tira de teta para consolarse. No sé si lo aceptaría bien. De todos modos, solo sería cuando se cansara de andar, como hago ahora.
  • Portear a Monstruito y llevar a Monstruita en su silla. Podría hacerlo con la Emeibaby o con un fular elástico que tengo, que me parece mucho más cariñoso para un recién nacido.


Así que, señoras y señores, me veo los primeros meses haciendo todo tipo de combinaciones a ver cómo me apaño mejor. Seguiremos informando desde Centímetro News.


Emociones durante el embarazo. Revista Edúkame.

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Mira por dónde, el número que llega este mes de la revista Edúkame se titula Embarazo y emociones. ¡Muy apropiado! No hace mucho, publiqué una infografía donde comparaba cómo fue mi primer embarazo y cómo está siendo el segundo.

En la revista desglosan este mes las emociones de la madre durante el embarazo, cómo asumirlas y afrontarlas, cómo lo lleva el padre, los miedos de ambos y lo que pasará tras el parto.


Reconozco que, a pesar del baile hormonal del primer embarazo y los miedos naturales de toda primeriza, lo llevé bastante bien a nivel emocional por lo que he ido leyendo. Tuve suerte y supongo que decidí escucharme y hacer caso a mi intuición que, al fin y al cabo, es de lo que se trata. Incluso no descuidé mi parte de mujer, de la que hablan en el artículo. Eso ya lo hice después del parto durante, por lo menos, el primer año de crianza de Monstruita. Hasta que no pasó ese primer año, no me sentía con ganas para cuidarme, arreglarme o darme algún capricho. Me lo tomé como un proceso natural en este camino hacia lo desconocido que conforma el ser madre y, efectivamente, las aguas han ido volviendo a su cauce.

En este segundo embarazo no tengo esos altibajos emocionales del primero, dignos del propio Dr. Jekyll y su Mr. Hyde. Sin embargo, en ocasiones me viene un sentimiento de culpabilidad por no hablar tanto con Monstruito ni estar tan pendiente de él como hice con su hermana mientras se horneaba dentro de mí. No pasa nada, me digo a mí misma, es normal y, cuando nazca, las tornas cambiarán. Además, le cuidas y sabes que está bien. Supongo que cuando nazca, mi lucha será no sentirme culpable por hacer menos caso a Monstruita.

Sin embargo, hubiera agradecido muchísimo tanto en el primer embarazo como al comienzo de este segundo, contar con el Diario de emociones tan chulo que ponen en Edukame para la madre. Del padre no se olvidan y han publicado La libreta de papá, también muy completo, aunque no sé si Monstruo lo hubiera seguido. Añaden a la revista y a estos materiales, tres pósteres para completar con fotos... y hacer un recuerdo bonito y original.

Por último, os dejo con una receta de Edúkame para tener un embarazo feliz. ¡Qué aproveche!




Cepillando arriba y abajo

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A pesar de que Monstruita tiene todos los dientes de arriba, los de abajo, tres muelas y la cuarta que está asomando tímidamente aún, no me da miedo que me muerda la teta. De hecho, no me la muerde.

Lo que me dan miedo son... ¡Los monstruos!




Bueno, no, es broma. Y menos Triki, que ese no puede tener caries por muchas galletas que coma porque no tiene dientes.

Ahora sí, mi miedo real son... ¡las caries! Vale, antes no se miraban estas cosas y una no se empezó a cepillar los dientes hasta que tuvo uso de razón (como pronto). Pero ahora la que suscribe piensa en toda la comida y el azúcar que pasa por la boca dentada de Monstruita y se le ponen los pelos como escarpias.


Así que barrunto un plan que pasa por imitarme y llevarla conmigo cada vez que me lave los dientes. Esto implica cambiar mis horarios así que lo llevo regular.

El otro paso es comprarle a Monstruita un cepillo de dientes, claro. Y ahí voy, toda dispuesta a la farmacia a ver qué cepillo le puede ir mejor. El elegido es este que viene en un pack. El de la derecha es un mordedor, y el de la izquierda el cepillo de dientes:

El primer día que se lo doy para que me imite me mira como si me estuviera preguntando qué narices tiene que hacer con el palo con pinchos ese, que si la estoy vacilando o qué. Le cojo la mano, se la llevo a los dientes e inicio el movimiento de frotación y nada. Que la deje en paz y que le dé el mío. La escena se repite varias veces a lo largo de una semana.

Muy bien, Monstruita, ya lo he pillado, tú quieres un cepillo con pelitos como el de mamá. Así que tras esa semana me voy al Compradona a por un cepillo de dientes infantil superchulo, porque  tiene ventosa y todo para que no se caiga al colocarlo en su sitio:

Más molón imposible. Pero claro, eso lo pensaba yo; Monstruita, como siempre, tenía sus propios planes; el cepillo tiene pelitos pero sigue sin ser como el de mamá: es rojo en lugar de rosa y más pequeño. Eso sí, la ventosa mola un puñao y está ideal para pegarla y despegarla en la taza del váter. Efectivamente, el fracaso me da en las narices de nuevo. Monstruita seguía señalando mi cepillo cada vez que me lavaba los dientes. ¡Pero es que es mío y eso no se intercambia!

Así que el siguiente paso no podría ser otro: un cepillo de adultos del mismo color que el mío.

Y... (redoble de tambores) ¡este, que es igual que el de mamá, ha colado! Es más grande que Monstruita y no sé cómo le cabe en la boca, pero parece que es el elegido.

Si es que son bebés pero no tontos...


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