Hace dos años yo era una madre que comenzaba a introducir alimentos con su primer bebé porque ya había cumplido seis meses y ya tocaba después de mantenerlo a base de lactancia materna exclusiva (o eso decían ciertos cánones).
Me decidí por el Baby Led Weaning (BLW por sus siglas) porque me pareció una buena alternativa al infierno que relata mi propia madre que pasó conmigo para que yo comiera. Y porque leí el libro y me encantó aunque me parece que a veces es demasiado radical.
![]() |
Bebés comiendo verdura. Así cualquiera. Imagen CC de Dana. |
Así que empecé con ánimo y buen humor. Esto parecía ir bien. Como tampoco tenía experiencia previa, pensaba que el que Monstruita guarreara a tope con la comida y no entrara casi nada a su boca hasta el año o así, era normal. Luego comenzó a comer lo que ya podríamos considerar raciones como dios manda.
Pero a los 18 meses cumplidos de Monstruita aquello paró. No tomaba nada más que teta y, si acaso, un trozo de pan en todo el día. Y como se me fue la leche por el embarazo, ni eso. Le ofrecía leche de vaca en vaso y afortunadamente la tomaba, pero bastante menos que de mi pecho. Su pediatra no fue alarmista y me propuso pesarla mensualmente.
Al siguiente mes no estaba su pediatra y nos pasaron con otra del centro de salud. La conversación es de traca:
Pediatra: ¡Ah! ¿Pero todavía está con pecho?
Yo: Sí.
Pediatra: Pues tendrás que reducírselo.
Yo: ¿Por?
Pediatra: Porque tu leche le está quitando el hambre.
Yo: (Cara de poema)
Pediatra: No te digo que le quites el pecho, solo que se lo reduzcas.
Yo: Mire, hay veces que se ha tirado cinco horas sin comer absolutamente nada porque estoy trabajando. Y no quiere nada. Solo pecho, que se lanza cuando llego.
Pediatra: A ver, cinco horas no son nada. Nadie se ha muerto por estar tres días sin comer. Que no te digo que se lo quites, ¿eh?
Yo: (coño, menos mal que es pediatra y no descendiente de Herodes) De acuerdo, muchas gracias.
Por supuesto, NO le quité la teta. Sé de sobra que no es la teta la que quita el hambre porque conozco a muchos niños de teta que devoran la comida.
Mira por dónde, a la semana, en uno de sus análisis rutinarios con la endocrino, salió que tenía el hierro muy bajo. Y cuando el hierro está tan bajo, no hay apetito, así que es la pescadilla que se muerde la cola: no come-->hierro bajo-->falta de apetito-->no come-->no llega aporte de hierro-->hierro bajo-->etc. Así que estuve un par de meses suplementando con hierro y la cosa empezó a cambiar. Si antes de ese momento le hubiera quitado la teta, hubiera eliminado su única fuente de calorías y nutrientes.
Al siguiente mes no estaba su pediatra y nos pasaron con otra del centro de salud. La conversación es de traca:
Pediatra: ¡Ah! ¿Pero todavía está con pecho?
Yo: Sí.
Pediatra: Pues tendrás que reducírselo.
Yo: ¿Por?
Pediatra: Porque tu leche le está quitando el hambre.
Yo: (Cara de poema)
Pediatra: No te digo que le quites el pecho, solo que se lo reduzcas.
Yo: Mire, hay veces que se ha tirado cinco horas sin comer absolutamente nada porque estoy trabajando. Y no quiere nada. Solo pecho, que se lanza cuando llego.
Pediatra: A ver, cinco horas no son nada. Nadie se ha muerto por estar tres días sin comer. Que no te digo que se lo quites, ¿eh?
Yo: (
Por supuesto, NO le quité la teta. Sé de sobra que no es la teta la que quita el hambre porque conozco a muchos niños de teta que devoran la comida.
Mira por dónde, a la semana, en uno de sus análisis rutinarios con la endocrino, salió que tenía el hierro muy bajo. Y cuando el hierro está tan bajo, no hay apetito, así que es la pescadilla que se muerde la cola: no come-->hierro bajo-->falta de apetito-->no come-->no llega aporte de hierro-->hierro bajo-->etc. Así que estuve un par de meses suplementando con hierro y la cosa empezó a cambiar. Si antes de ese momento le hubiera quitado la teta, hubiera eliminado su única fuente de calorías y nutrientes.
¿Y como es ahora Monstruita con sus 27 meses? Pues os lo cuento:
- No desayuna todos los días y, si lo hace, pueden pasar un par de horas desde que se despierta hasta que le apetezca.
- Tampoco cena todos los días.
- A la hora de la comida, a veces come bastante y otras casi nada.
- Con la merienda pasa lo mismo.
- Pasa de la verdura si no es en forma de gazpacho o, como mucho, los tomates que le encantan crudos o triturados.
- La fruta es según le dé. Pero ya os digo que tampoco la prueba a diario y que tiene un gusto que se restringe a las fresas y el resto de las frutas caen de manera aleatoria, o no.
- La carne, que había dejado de comerla, vuelve a catarla. Pero no es todos los días. Nos damos con un canto en los dientes si es una vez a la semana.
- Para compensar lo anterior, le encanta el embutido. Aunque también va por modas. Antes le encantaba el jamón serrano. Ahora prefiere el fuet, el chorizo y el lomo embuchado.
- De los postres lácteos pasa olímpicamente. Del resto de los alimentos lácteos, como el queso, es según le dé. No me preocupa porque toma teta pero vamos, que lo incluimos en la lista.
- Se ha vuelto melindrosa con la comida. Si en las lentejas ve un trozo de cebolla de un milímetro de longitud pide que se lo quite de la cuchara y que "se o coma mamá" (se lo coma mamá). Y si visualmente no le resulta atractivo, ni lo prueba. Como hacen algunos adultos pero exagerado.
- Las lentejas le encantaban y le encantan. El cocido y la fabada según le dé.
- Devora la sopa. Aunque a veces solo se toma el caldo y deja la pasta.
- Por el arroz con tomate mata. Y por los macarrones y pasta en general pero SIEMPRE con tomate.
- La comida guarrería le priva. Aunque cuando estaba baja de hierro no probaba ni eso. Todo lo que lleve chocolate, los gusanitos, las patatas fritas de sartén y algunos tipos de bollería no duda en pedirlos. No os echéis las manos a la cabeza por la muestra de aporte nutricional a mi hija, que esto es muy duro (pero os dejo trollearme en los comentarios, que me lo voy a pasar muy bien).
- Ella no entiende de convenciones sociales así que muchas veces me pide sopa a las once de la mañana o croquetas a las seis de la tarde.
![]() |
Bebé haciendo BLW con elemento equivocado. Imagen CC de cplbasilisk |
A todo esto, cuando no quiere más le retiro el plato. También se lo retiro cuando veo que empieza a jugar con la comida, a esparcirla y a tirarla (ya tiene una edad) aunque no haya comido. Esto último les costó un poco a las abuelas pero en seguida comprendieron que podría convertirse en una forma de chantaje de la niña hacia nosotros.
Ahora cuando tiene hambre se busca la vida; va a la nevera y la abre (aunque no llega a los alimentos pero llama así la atención), lo pide directamente o coge pan o galletas de la mesa de la cocina.
Yo no es que sea muy estricta con los horarios pero ella es muy anárquica con la comida. Así que si no quiere comer, sí que la exijo por lo menos que esté en la cocina conmigo. De esta manera la verdad es que termina comiendo por sí misma muchas veces.
¿Qué estoy consiguiendo principalmente?
- Que Monstruita no odie la comida.
- Que yo tampoco odie (la hora de) la comida con ella.
Así que si Monstruito zampa como si no hubiera mañana, estupendo. Y si no, ya estoy curada de espanto.
Aún sí, no os cortéis y contadme, almas perdidas de la blogosfera, qué penurias gastronómicas os hacen/hicieron pasar vuestros retoños.